Varias noches en vela
encendida de tu pelo,
fuego que acompleja
al hilo que me abandona,
que te olvida a tí y recuerda
que el "contigo" no te ama.
Arde temblando la llama,
resistiendo a mi deseo,
a mi necesidad, mojada;
y consigue desgastar
el cabecero de mi hamaca,
la dura pared de tus ojos.
Y entre miles de despojos
que florecen en tus pies
sale a la luz un lloro,
porque río, de travesía,
llega hasta el roto
de tus garras multicolores.
Y de tu campo mil dos flores
se marchitan, se marchitan
porque tú quieres que tornen
a la dicha del insatisfecho,
a la prisa del que come
del cuenco del no pasó.
Y... ¿Qué tengo que hacer yo?
Ser tú. Con eso es suficiente.
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