Humor de malamorados
Mi primer amor en San Valentín
era la chica más dulce y bella.
Mi corazón- de un rojo del carmín
de sus labios- fué un juguete para ella.
Sentía no haberla visto en la vida;
la fuí a ver; me llevé una decepción:
Esa página justo estaba roída.
Y grité: "¡Menuda mierda' edición!"
La segunda ya era de carne y hueso:
Ojos negros, busto de diosa celta.
Sus labios me dieron el primer beso,
con ella pagué mi primera cuenta.
Por primera vez me quité la ropa,
ellla a nada me decía que no.
Lo entendí al quitarle la suya: "¡Opa,
éste tiene más paquete que yo!"
Conocí a la tercera tras la caja
que habita dentro de mi ordenador.
Me llevó luego a punta de navaja
a una nave cerca del "Opencor".
Dos días hace que me ví en este aprieto,
la factura del hielo asciende a mil.
Este San Valentín mi único reto
es dejar de andar como Terence Hill.
Saúl.-